ESCRIBE...

Escribe, me dijo.
Y para mí fue como un golpe,
una cachetada,
un insulto.
Una idea brillante, 
una súplica, 
un respiro. 
Una cuerda de salvación
y un indulto.

Fue un grito de guerra. 
Una responsabilidad,
una espera. 
Un voto de confianza
y una forma de decirme: te amo. 

Y claro, siendo yo en mi máxima expresión, fue:
¡Miedo! 
¡Miedo! 
Y más miedo. 
Pero fue también
y sobre todo, 

un ¡hazlo!

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