GUARDO ENTRE MIS RECUERDOS
Guardo en mi pequeña caja de recuerdos:
Frustraciones,
Sueños no cumplidos,
Metas inalcanzables;
Alas rotas,
Benditas para curar el alma, que nunca lograron sanarla.
Y amores rotos.
Allí guardo también tu presencia;
O mejor,
Tu ausencia.
Guardo tus pequeños, pero vivaces, ojos marrones;
Tu tierna sonrisa de niño pequeño;
Tus ásperas manos que tocaban con ternura mi piel.
Tus torpes palabras diciendo te quiero,
Porque aunque eres un hombre, eras un niño aprendiendo a querer.
Guardo también tus ideas firmes,
Y tus palabras claras defendiendo tu pensar.
También atesoro tus recuerdos de niñez;
Esos, que a veces te hacían sonreír, y algunos otros, que aun dolían.
Guardo, mi niño,
Tu infantil idea de asegurar el futuro que nunca tuviste,
Negándote tus sueños, mientras creías que hacías bien.
Guardo también tus planes, tus sueños, tus ilusiones.
Y tus decisiones: esas de las que no hice parte;
Pero que sí me afectaron.
Guardo el más mínimo detalle que me compartiste.
Los simples momentos, que aunque siendo cotidianos, guardabas para mí.
Guardo tus ojitos tristes, de una de las tantas veces que te dije...
Que yo ya no podía más.
Pero guardo también tu cara de alegría, al verme brillar ante ti.
Guardo esa sensación que te acompañó cada día:
Esa de no retenerme, pero no dejarme ir.
Guardo tus besos, tus abrazos,
Y esos primeros y únicos momentos que viví contigo.
Y guardo, mi cielo querido,
Con tristeza, pero ya sin rabia,
El último adiós que me diste,
Porque aun sabiendo que te amaba,
Entendiste que yo no podía vivir así.
Y que tú no te permitirías ser para mí.
Frustraciones,
Sueños no cumplidos,
Metas inalcanzables;
Alas rotas,
Benditas para curar el alma, que nunca lograron sanarla.
Y amores rotos.
Allí guardo también tu presencia;
O mejor,
Tu ausencia.
Guardo tus pequeños, pero vivaces, ojos marrones;
Tu tierna sonrisa de niño pequeño;
Tus ásperas manos que tocaban con ternura mi piel.
Tus torpes palabras diciendo te quiero,
Porque aunque eres un hombre, eras un niño aprendiendo a querer.
Guardo también tus ideas firmes,
Y tus palabras claras defendiendo tu pensar.
También atesoro tus recuerdos de niñez;
Esos, que a veces te hacían sonreír, y algunos otros, que aun dolían.
Guardo, mi niño,
Tu infantil idea de asegurar el futuro que nunca tuviste,
Negándote tus sueños, mientras creías que hacías bien.
Guardo también tus planes, tus sueños, tus ilusiones.
Y tus decisiones: esas de las que no hice parte;
Pero que sí me afectaron.
Guardo el más mínimo detalle que me compartiste.
Los simples momentos, que aunque siendo cotidianos, guardabas para mí.
Guardo tus ojitos tristes, de una de las tantas veces que te dije...
Que yo ya no podía más.
Pero guardo también tu cara de alegría, al verme brillar ante ti.
Guardo esa sensación que te acompañó cada día:
Esa de no retenerme, pero no dejarme ir.
Guardo tus besos, tus abrazos,
Y esos primeros y únicos momentos que viví contigo.
Y guardo, mi cielo querido,
Con tristeza, pero ya sin rabia,
El último adiós que me diste,
Porque aun sabiendo que te amaba,
Entendiste que yo no podía vivir así.
Y que tú no te permitirías ser para mí.
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